jueves, 1 de septiembre de 2022

Cristeros, dignos hijos y herederos de la mejor España, la España católica

 


Cristeros guardando Tepatitlán.

Testamento de Francisco Franco, ejemplo de la España Imperial


 

TESTAMENTO DE FRANCISCO FRANCO

“ Españoles:

A l llegar para mí la hora de rendir la vida ante el

A ltísim o y comparecer ante su inapelable juicio, pido a

D ios que me acoja benigno a Su presencia, pues quise

vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me

honro, y ha sido m i voluntad constante ser hijo fiel de la

Iglesia, en cuyo seño voy a morir.

Pido perdón a todos, como de todo corazón perdono a

cuantos se declararon mis enemigos, sin que yo los tuviera

como tales. Creo y deseo no haber tenido otros que aquéllos

que lo fueron de España, a la que amo hasta el últim o

momento y a la que prom etí servir hasta el último aliento

de mi vida, que ya sé próximo.

Quisiera agradecer a cuantos han colaborado con

entusiasmo, entrega y abnegación en la gran empresa dehacer una España unida, grande y libre. Por el amor

que siento p o r nuestra Patria, os pido que perseveréis en

la unidad y en la paz, y que rodeéis a l futuro Rey de

España, don Juan Carlos de Borbón, d el mismo afecto y

lealtad que a m í me habéis brindado, y le prestéis, en todo

momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros

he tenido.

N o olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también vosotros, y ara ello deponed, fren te a los supremos intereses de la

Patria y del pueblo español, toda m ira personal.

N o cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura

para todos los hombres de España y haced de ello vuestro

prin cipal objetivo.

M antened la un idad de las tierras de España, exal-

tando la rica m ultiplicidad de sus regiones como fuente

de fortaleza de la u n id ad de la Patria.

Quisiera, en m i últim o momento, u n ir los nombres de

D ios y de España y abrazaros a todos para gritar juntos,

p o r últim a vez, en los umbrales de m i muerte:

¡A riba España!¡Viva España!”.

Estas no son palabras de un tirano, ni de un hombre que muere con la conciencia angustiada. Son 

palabras sobrias de un militar que muere consciente 

de haber servido, y sabe que Dios le va a juzgar definitivamente. Documento histórico realmente ejemplar, en el que brillan las virtudes más encomiables: piedad, valor, patriotismo, generosidad y prudencia para 

advertir sobre los peligros que acechan a su pueblo, a 

la vez que su preocupación por la continuidad pacífica del orden fundado en una victoria.